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La València feminista

El éxito del II Feminario de València consolida institucionalmente la tradición feminista valenciana, silenciada durante veinte años por el rancio y coercitivo gobierno popular. Dos décadas en las que la escuela feminista valenciana seguía en la brecha, cumpliendo su agenda, pero sin ningún tipo de ayuda ni subvención pública, algo que supuso un esfuerzo ingente de trabajo, voluntariedad y sacrificio. Nada más lejos de la realidad actual, en donde, por segundo año, el feminismo pudo reunirse planteándose las claves feministas para retos actuales. En su programa, pensadoras de plena actualidad, abanderadas en la lucha feminista, mujeres de impecable compromiso, críticas y empoderadas: Charo Nogueira, Concepción Cascajosa, Pilar Aguilar, Stasa Zajovic, Pamela Urrutia, Cristina Narbona, Alicia Puleo, Rosa Cobo, Alicia Miyares y Laura Freixas. Algunas pertenecen a la escuela de Celia Amorós, maestra de la València feminista.

Las moderadoras, además de quien esto firma: Rafaela Pastor, Josefina Bueno, Isabel Lozano y Silvia Buabent. En el acto de clausura, María Such y la periodista Rosa Solbes, encargada de recapitular la lluvia de ideas, compromisos y reflexiones expuestas durante la jornada. Todo un círculo virtuoso que puso sobre el tapete asuntos como los medios de comunicación en perspectiva de género, las mujeres en situación de conflicto, ecofeminismo, nuevas formas de patriarcado, prostitución y vientres de alquiler (o mejor: prostitución uterina), además de la mirada entre escritoras al ámbito de la cultura y la creación.

«El feminismo es una tradición política muy homogénea, es una teoría explicativa, pero sobre todo es una agenda. Quien no la comparte no puede llamarse feminista»  

Amelia Valcárcel

Como bien recordó la célebre filósofa Amelia Valcárcel, madrina del Feminario, «el feminismo es una tradición política muy homogénea, es una teoría explicativa, pero sobre todo es una agenda. Quien no la comparte no puede llamarse feminista». La autora de Sexo y filosofía advertía del peligro que suponen los «falsos feminismos» ya que, en la actualidad, algunos se apropian del feminismo demasiado alegremente. Valcárcel, histórica pensadora formada en la escuela de València y discípula de Amorós, sentenció que «vivimos en el espejismo de la igualdad. Pero es sólo un espejismo. La realidad es otra». De ahí el valor de reunirse con apoyo institucional para avanzar y desarrollar la agenda feminista, que no es otra que la agenda de la libertad. A veces olvidamos con demasiada ligereza que la igualdad no surge de forma espontánea, por lo que, anticipaba Valcárcel, «el feminismo jamás desaparecerá».

El Feminario coloca a València en el centro neurálgico feminista. Mi enhorabuena a Isabel García, diputada provincial de Igualdad, alma incombustible de todo. El Feminario ya deviene hito histórico gracias a ti: se visibiliza, como nunca antes, los cuarenta años de tradición feminista valenciana. No puedo olvidarme de otra de las participantes en esta edición –también en la anterior– y que, como tantos cientos de mujeres, disfrutó cada segundo de la imponente programación: Carmen Alborch, la primera escritora a la que yo leí en mi adolescencia, referente indiscutible de la cultura, la igualdad y la lucha feminista en la memoria histórica de nuestro país. ¡Gracias a todas por construir un mundo más igualitario, justo y digno!

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