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El anónimo
Otro disgusto a causa de esa indecorosa moda de colgar fotografías impropias y «espontáneas» en las redes. Abro el Facebook a ver qué dicen mis amigas feministas, el único aliento virtual -sabio, crítico, productivo- en donde uno aprende, disfruta y alimenta su espíritu filosófico. El caso es que bajas la guardia y te llega información basura, ya sea de esa madre abnegada que presume de la graduación de su hijo, el primo tonto que cuelga una estampa suya en el gimnasio, la abuela luciendo olla exprés y tal. Me molesta recibir tal bombardeo de datos espurios, como en esta ocasión, enterarme de la cena del grupo de pilates de un…