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La gran dimisión
Cuatro millones de estadounidenses abandonaron su trabajo en un solo mes. En Francia y Gran Bretaña se reproduce esta fuga de currantes, destacada en servicios como restauración, transporte y cuidados. No se trata solamente de trabajo precario, sino de un «gran despertar». La gente reivindica una vida propia más allá de su función productiva. Entiende que se necesita mucho menos para vivir de lo que pensaba, una suerte de perspectiva decrecentista sobrevenida. A este fenómeno se le da el nombre de la Gran Dimisión o Gran Renuncia. Parte de su inspiración se debe al historiador Rutger Bregman, autor de Dignos de ser humanos: una nueva perspectiva de la humanidad (Anagrama)…
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Mujeres invisibilizadas
El 8M ha sido un motivo para dar nombres de referentes femeninos en las aulas de los centros educativos. Nos faltan filósofas, escritoras, científicas, informáticas y deportistas, entre otras, a resultas de la misoginia patriarcal, nunca por falta de talento entre las mujeres. Escuelas e institutos de secundaria recuperan nombres «ausentes» en los manuales, ejercicio feminista muy pertinente si buscamos generaciones de chicas henchidas de autoestima y dispuestas a merendarse el patriarcado. Se usa a menudo el término «empoderar» pero yo evito mentarlo en clase pues da la impresión que todo empodera, encontrándome alumnas supuestamente «feministas» que defienden la prostitución –como si la esclavitud sexual resultara empoderante– o la autocosificacón…
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Feminismo de trinchera
Evado el debate de si los hombres pueden ser o no feministas. Más que nada porque el sujeto político del feminismo es la mujer y creo que estas disquisiciones carecen de relevancia para quienes, feministas, aliados o cómplices, tenemos claro nuestro papel en el aula y la sociedad. La lucha contra el patriarcado y el capitalismo impregna la vida diaria de mis clases, por eso, desde 1º a 4º ESO, los Valores Éticos que imparto se resumen en la reivindicación de la abolición de la propiedad privada, la abolición de la familia, la abolición de la pornografía, la abolición de la prostitución, la abolición de los vientres de alquiler y…
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Las feas pagan
Fulanito ‘trabaja’ a sus 21 años en una discoteca. Antiguo alumno mío, simpático, aunque machista como todos: «Menos que Menganito, quien también ‘trabaja’ conmigo», alega. Los susodichos se sacan un dinerillo decidiendo si Zutana o Perengana pagan entrada en la discoteca. ¿Cómo? –pregunto anonadado. Así es, Fulanito y Menganito dictan sentencia de su juicio estético patriarcal, de sus preferencias sexuales, en una suerte de superioridad moral masculina. Su ‘trabajo’ consiste en dar vía libre a las chicas «guapas»; la «feas» pagan. Supongo que alguna prefiere pagar a toda costa –interrogué. «Pocas veces, ciertamente» –responde. Chicas pisoteando los principios feministas más sagrados, como su propia autoestima, como la sororidad. Chicos ‘todopoderosos’…