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    Eterna Alborch

    El feminismo debería ser patrimonio inmaterial de la humanidad, dijo Carmen Alborch cuando recibía la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana. Una reivindicación importante, más todavía si la profiere alguien que ya es historia del movimiento feminista. Todo reconocimiento tiene un valor en sí y otro simbólico, a saber: revitalizar la ejemplaridad pública, el testimonio de mujeres que, como Carmen, han sido «espíritu de lucha por la igualdad de género». La maestra Amelia Valcárcel recuerda a menudo que el feminismo es el único movimiento social y político sin una sola víctima en su larga lucha.  Cambiar el mundo de rumbo, sí, pero desde el pacifismo y el entusiasmo. Alborch, ya…