Entrevista a Karmele Marchante
Karmele Marchante publica Puta no se nace (Editorial Lo que no existe), un trabajo de campo sobre la prostitución que la ha llevado a viajar por cuenta propia a Nigeria. Activista desde su juventud, Marchante, icono de la contracultura y feminista radical, recupera su papel crítico contra nuestra sociedad capitalista, patriarcal y misógina.
“El oficio más antiguo del mundo es el de maltratador”
Karmele Marchante
– ¿Cuál sería la gran conclusión de su libro Puta no se nace?
Existe la trata y la prostitución porque hay putómanos que pagan con nuestros impuestos.
– Has viajado a Nigeria para conocer de primera mano la esclavitud sexual. ¿Qué es lo que más te ha impactado?
La niña de 10 años que me enseñó su ano y su vagina con las cicatrices y las heridas producidas por una cucharilla de postre que le introdujeron ardiendo.
– Eres muy crítica con las oenegés…
Son empresas capitaneadas por varones. No explican nada a las mujeres explotadas, lo que es la legalización de la prostitución, el abolicionismo… Tampoco tratan con ellas ni las acompañan, se limitan a hacer unas fichas y largarse. El dinero de las oenegés sería estupendo para que la sociedad acogiera a las mujeres prostituidas y les dieran una salida digna.
– ¿Es la educación sexual nuestra asignatura pendiente?
La educación sexual de las criaturas y las personas jóvenes no existe. Repiten lo que ven en la pornografía. Lo perpetúan en la familia, en el trabajo, en todas partes. La erradicación de la pornografía sólo se logrará cuando haya una buena educación sexual.
– Sigue el eterno debate del lenguaje inclusivo y la RAE…
A mí me da igual que no lo entiendan. Estoy por quemar la RAE, el Tribunal Supremo, la Conferencia Episcopal, ¡a toda esta gente! Hay que tirar por un barranco las palabras antiguas. ¡Y a las personas académicas que no les guste que se vayan!
– Tiraste merengues con forma de teta a escritores como Sánchez Dragó. ¿A quién se los tirarías hoy?
A la plana mayor de Vox para empezar, al cerdo de Casado y a todos los maltratadores, violadores y asesinos que hay. También a las judicaturas, a esos jueces varones y juezas que no tienen educación de género y sacan esas sentencias tan increíbles dejando a los violadores en la calle.
– ¿Qué es el Club de las 25?
Es un club de mujeres de los más antiguos del estado español. Buscamos la igualdad en todos los campos donde no la hay.
– ¿Qué proyectos futuros tienes?
Estoy escribiendo en periódicos catalanes. No quiero volver ni loca a televisión. Cuando pase el huracán del libro que acabo de publicar pensaré en otras cosas, pero seguiré trabajando desde mi feminismo radical.
– Me gustaría darte algunos nombres y que digas lo que quieras. Empecemos por nuestra querida Carmen Alborch.
Una mujer maravillosa que ha participado en el Club de las 25. Abanderada de la causa feminista. Me encantaba su frase “no es lo mismo vivir sola que estar sola”.
– Lidia Falcón.
Una de nuestras grandes maestras. Me hice feminista por ella. Mujer y sociedad fue el primer libro feminista que leí. Ella merece ser una de las Clara Campoamor de nuestro país.
– Javier Marías.
Un degenerado.
– Eduardo Zaplana.
Las malas lenguas decían que éramos amigos. He tratado a su mujer, a él no. Como ciudadana pienso que merece una muerte digna. Ahora, como político, cero.
– La Segunda República.
Uno de nuestros grandes ejemplos de lo que podríamos lograr si conseguimos la tercera República, quitando a esta monarquía corrupta y donde consigamos un Estado en el que cada autonomía se quede o se vaya a su gusto y seamos gente amiga como lo somos de Francia, por ejemplo.
– ¿Qué recuerdos te trae Tómbola?
Tengo una relación muy buena con València por este programa, muchas amistades feministas y fuera del feminismo. Además, yo era la única periodista a la que dejaban hablar en valenciano en Canal 9 si forzaba el acento.