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¡Cancelado Women’s Legacy!

Cuando yo estudié la ESO y Bachillerato, a finales de los noventa, apenas estudié obras de autoría femenina. Mi entonces maestra y hoy amiga Pilar Pardo, profesora de Lengua Castellana y Literatura –a punto de jubilarse por extenuación burocrática, no por desgaste vocacional– solía hablarnos de mujeres sabias como Rosa Montero, Maruja Torres, Carmen Martín Gaite, Ana Mª Matute… A mí esto me chocaba porque crecí en el seno de una familia obrera: las mujeres, mis referentes femeninos, vivían entregadas al trabajo doméstico y no intelectual –abuelas, tías, mi madre… Mujeres como Pilar me «salvaron» de la misoginia, pues, aunque mi cotidianidad invisibilizaba a ellas, conocer sus aportaciones en la historia, la ciencia y la cultura me permitió entender que su ocultamiento no era casual. Luego llegué a las aulas como docente en el 2007 y comprobé que, en el temario de Historia de la Filosofía, seguían ausentes las mujeres. Ni una sola: ¿Dónde estaban Clara Campoamor, Flora Tristán, María Zambrano, Emilia Pardo Bazán o Lidia Falcón, por referirme a unas pocas? Si usted cree que ese vacío cultural de referentes femeninos en el currículum de la escuela ha sido subsanado, lamento advertirle de su equívoco, ya que, si bien hemos avanzado, el nuestro sigue siendo un conocimiento androcentrista, machista y patriarcal. En palabras de Ana López-Navajas: una estafa, eso es una cultura sin mujeres, sesgada e incompleta, pues priva a la sociedad de referentes femeninos.

Para sanar esa herida que supura de una cultura mutilada por los varones, la profesora, maestra y compañera Ana López-Navajas ha coordinado durante duros y apasionados años el proyecto Women’s Legacy, cuya finalidad es la inclusión en las aulas de aportaciones de las mujeres en la historia, la ciencia y la cultura, proyecto financiado por la Comisión Europea a través de un proyecto Erasmus + y en el que trabajan más de 280 personas. Women’s Legacy ha creado un banco de recursos con actividades e indicaciones sobre las mujeres, sus obras y contribuciones, clasificadas por materias y niveles de la ESO y adaptadas al contenido definido en la legislación. Cuenta con más de diez socios europeos y con un prestigio y reconocimiento social de sobra conocido. Para docentes y coeducadoras, Ana López-Navajas encarna la entrega, la lucha, la pasión y el sacrificio por el reconocimiento de las mujeres y su legado. Suelo nombrarla en mis cursos centrados en la prevención de la violencia de género: a las mujeres las violentan y las violan y las asesinan porque la sociedad machista les niega valor. Para acabar con el terrorismo machista el primer paso es darle visibilidad a ese legado cultural, científico y artístico femenino, atribuirle la importancia que atribuimos a los varones, porque, en el mundo del conocimiento, siguen consideradas ontológicamente inferiores.

El proyecto Women’s Legacy ha sido cancelado y abandonado a su suerte, todo un desprestigio para quienes deciden este despropósito. Posiblemente no sean conscientes. Si rectificar es de sabios, según parece, yo lo pensaría. Dejan a la deriva un barco cuyo rumbo navegaba firme, bien capitaneado y con una tripulación entregada, muy profesional y cargada de vocación. En la historia de la invisibilización de las mujeres, sus nombres aparecerán como autores de un rearme cultural androcéntrico. Ignominiosos portadores de una actitud que desbarata muchos años de sacrificio, esfuerzo, dedicación y profesionalidad. ¿Estamos a tiempo de reconducir tamaño disparate? En esta oscura historia la gente de bien estamos con Ana López-Navajas y Women’s Legacy. La cancelación no es actitud feminista. Eso es, más bien, mala fe o ignorancia.

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