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La nueva normalidad
Se impone una «nueva normalidad» cuando quien esto firma seguía todavía inadaptado a la anterior. La normalidad siempre nos pilla desprevenidos. Más que nada porque uno se habitúa al delirio y acaba sintiéndose a gusto en él. Nadie nos explica, por ahora, si esta ignota realidad supone una ruptura radical con la delirante, esa tan confortable y familiar como nuestra almohada. Es curioso como se acostumbraba uno a entregarse a la falsa realidad, si acaso ya podemos nombrarla así. Hagan memoria de esas mujeres, no sea cosa que se olvide, explotadas en su propio hogar. Eran las más afortunadas, pues otras, recuérdese, acabaron asesinadas, si no maltratadas o violadas. Espero…