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Otro verano sin canción
El sentido del mundo se sostiene sobre algunas verdades fundamentales como la finitud y mortalidad del ser humano, el amor y las canciones de verano. El horizonte existencial necesita referencias, ritos, una fundamentación que justifique nuestra razón de ser. Uno recuerda el verano de 1993 por «La Macarena» de Los del Río. El «Tractor amarillo» marcaba el año anterior y reconduces tu ser y la nada a tiempos lejanos como 1978 gracias a Raffaella Carrà y su «Hay que venir al sur». En 1971 y 1973 premian las canciones del verano de Helena Bianco y Los Mismos, con quien celebraremos sus «60 años con música» el próximo viernes 4 de…
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¡A la cola!
Para conocer el grado de turistificación de cualquier ciudad tomaremos como patrón de medida las colas. La España vaciada, por irnos al otro extremo, se define por la ausencia de personas guardando turno. Nunca se manifiesta ese desasosiego propio de la espera –en el supermercado, la cafetería o la gasolinera– habida cuenta de que te atienden al momento. Cabe la posibilidad de que entres en un lugar y te saluden, te atiendan y sirvan en cuestión de segundos. Te reconocen como sujeto, que ya es decir. Se cosifica en esas bulliciosas terrazas de playa donde anulan la intersubjetividad y acabas sintiéndote un fantasma: miras pero nadie te considera mientras mendigas…
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El/la turista precario/a
Los apartamentos turísticos se dividen en dos clases: a) precios de alquiler prohibitivos, pero reformados y confortables, entiéndase libres de moho y cucarachas; b) carísimos, aunque mugrientos, viejunos y diminutos. Opté por corromper mi espíritu decrecentista, así que pernocté durante una semana en uno muy costoso, en primera línea de playa, con aire acondicionado y una terraza de considerable tamaño. Solidariamente lo pagamos entre una amiga y yo. Podríamos veranear en Cullera u otro lugar, el destino nada aporta en este caso, pero, como ella es una refugiada turística de Ayuso huyendo del Madrid inquisidor e irrespirable, y yo un vecino aséptico de Sueca, nos escondemos en el pisito con…
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Turistificación
Movido por un insaciable espíritu investigador veraniego, alquilé un apartamento turístico en la playa de Cullera con el fin de realizar un trabajo de campo. Puesto que la academia desconfía de quienes exploramos sin becas ni subvenciones, aportaré mi valioso estudio en este espacio que me brinda Levante-EMV. El aparentemente inocente neologismo «turistificación» acuña el absurdo existencial que supone colapsar de bullicio la cotidianidad. Hubo un tiempo en que el ser –que se dice de muchas maneras– se manifestaba como clientela, vecindad, pandilla veraniega, abuela de verano, dominguero/a… Hoy el ser ha mutado a la nada. Quiere decirse que nada queda de la cuadrilla de amistades de verano, de ese…