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    Pongamos que hablo de Madrid

    Madrid es un género literario, decía Francisco Umbral. Lleva razón y buena muestra es la cantidad de canciones dedicadas a la capital del Estado: En las calles de Madrid, de Loquillo; Gran Vía, de Antonio Flores; Vuelvo a Madrid, de Ismael Serrano; La puerta de Alcalá, de Ana Belén y Víctor Manuel; Blues de Madrid, de Andrés Calamaro; Yo me bajo en Atocha, de Joaquín Sabina; Demonios en Madrid, de José Luis Perales… Incontables letras, melodías e inspiración volcadas en esa urbe sin parangón. No sé si será injusticia poética, pero, lo bien cierto, es que Albacete o Tomelloso no tiene quien les escriba ni cante. Pero, ah, Madrid: todo…